Vibrante cambio de registro de Lingua Ignota.
Hasta su segundo álbum, de la californiana Kristin Hayter se solía hablar partiendo de sus referentes: Diamanda Galás o el doom metal. Con su tercer álbum, “CALIGULA” (2019) logró situarse en espacio propio, a base de una poderosa sucesión de letanías satánicas que la han convertido en una estrella en el ámbito de la música alternativa. Ahora, con el cuarto, “Sinner Get Ready”, ha logrado lo más difícil: superarse. No lo tenía fácil y ha optado por el cambio de vía. El nuevo álbum no es tan violentamente agresivo como el anterior –aquel era un desgarrador grito en forma de carta contra el maltratador que había sido su pareja–, pero ello no significa que ahora nos regale miel y ambrosía. Aquí, el objeto de sus ataques es el opresivo mundo rural de las comunidades religiosas de Pensilvania –Amish incluidos– situadas en los Apalaches, precisamente la zona a la que Hayter se había trasladado a vivir durante la pandemia y donde se concibió “Sinner Get Ready”. No hay que olvidar, tampoco, que ella se crió en el seno de una familia católica y ese pasado oscurantista, más bien del Antiguo Testamento antes que del Nuevo, es lo que, indudablemente, la ha convertido en una Lady Gaga del averno, que escupe su desprecio por las religiones en forma de impresionantes canciones llenas de ironía contra el fanatismo. Los elementos de doom metal e industriales de “CALIGULA” han desaparecido: lo que ahora prima son sonidos acústicos –piano, violonchelo–, minimalistas incluso, y procedentes de instrumentos tradicionales del folclore de la zona –banjo, salterio, dulcémele (también conocido como salterio de los Apalaches). Sin embargo, una vez más, es su voz, educada clásicamente, la que se convierte en el instrumento principal con el que transmitir desasosiego, intranquilidad y, por qué no, miedo.