Este lunes, 22 de enero, se estrena en el Gran Teatro de Ginebra «Justice», la octava ópera del compositor barcelonés Héctor Parra.
El compositor español Héctor Parra (Barcelona, 1976) estrena este lunes en Ginebra su octava ópera, Justice. Encargada por el Gran Teatro de Ginebra y el Festival Tangente de Sankt Pölten, en Austria, la ópera está dirigida por el cineasta y director de escena suizo Milo Rau, que escribió un guion sobre una trágica historia que provocó la muerte de una veintena de personas en el Congo: en febrero de 2019, un camión que transportaba ácido sulfúrico destinado a la mina de Mutanda –propiedad de Mutanda Mining, empresa vinculada al grupo suizo Glencore– se salió de la carretera y chocó contra un minibús y algunas casas. En el accidente murieron 21 personas –muchas de ellas niños– y varias más resultaron gravemente heridas, quemadas por los productos tóxicos. Cuatro años después de los hechos, Rau quiso mantener viva la historia, para sacar a la luz los perversos vínculos que a veces mantienen las multinacionales con los poderes fácticos.
Rau escribió la sinopsis de un guion, a partir de lo cual el escritor congoleño Fiston Mwanja Mujila (Lubumbashi, 1981) escribió el libreto en el que la acción se sitúa en el momento actual, cinco años después del accidente, cuando el director de la multinacional suiza viaja con su mujer a la pequeña localidad donde sucedió el accidente para inaugurar, como acto de compensación, una escuela. Allí los recibe el jefe del pueblo, así como sus gentes, pero nada sale como estaba previsto.
La ópera se representará en Ginebra los días 22, 24, 26 y 28 de enero y próximamente lo hará en la Festspilhaus de Sankt Pölten los días 30 de abril y 1 de mayo.
Para componer la música de esta ópera, Parra se sumergió en la música congoleña, tanto tradicional como pop, y aunque no ha empleado instrumentos africanos sí ha utilizado marimbas como instrumentos de percusión, intentando evocar los sonidos propios de la región de Katanga.. Finalmente, en noviembre del año pasado viajó con Milo Rau y su equipo de producción a la República Democrática del Congo, para registrar imágenes que formarían parte de la escenografía de la ópera.