«Palabras sin música», de Philip Glass.
Philip Glass es el más popular de los compositores estadounidenses vivos –uno de los creadores de la corriente minimalista, junto con Steve Reich, La Monte Young y Terry Riley. Su obra –sinfonías, óperas, bandas sonoras, etc.– ha sonado hasta en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1984. Ahora tiene 80 años –cumplidos el pasado 31 de enero– y hace dos escribió sus memorias, Palabras sin música. Cuenta que ha sido motero (se ha recorrido varias veces los EE. UU. de costa a costa). Que se casó por primera vez en 1965, en Gibraltar, después de visitar con la que iba a ser su mujer a un amigo pintor, estadounidense, que vivía en Mojácar. Que fue taxista y que trabajó como ayudante de su amigo, el escultor Richard Serra. Y que no vivió de la música hasta los 42 años, cuando le encargaron la ópera Satyagraha, basada en la vida de Gandhi. Y sí, en sus más de cuatrocientas páginas también habla de su música, y de la dodecafónica o del jazz que descubrió en Chicago a principios de los años cincuenta…