«A Different Forest», de Hauschka.
Hasta mediados de los años noventa, Volker Bertelmann (Kreuztal, 1966) tocaba los teclados en un grupo alemán de hip-hop llamado God’s Favourite Dog. El nuevo siglo nos lo trajo reconvertido en un autor de piano experimental –familiarizado con la técnica cageana del piano preparado– llamado Hauschka –homenaje al compositor checo que vivió a caballo entre los siglos XVIII y XIX Vincent Houška–.
Con una discografía extensa que incluye bandas sonoras cinematográficas –por la de Lion (2016) fue candidato al Oscar al año siguiente–, A Different Forest es un trabajo muy distinto a aquellos que le hicieron merecedor del calificativo de «experimental». Aquí, en lugar de alterar las cuerdas y los martillos de su piano con madera, metal o papel, y usar efectos electrónicos para crear timbres de ambiente u orquestales, su interpretación se resuelve, mayormente, sin adornos en las intervenciones, con piezas de resonancias neoclásicas mozartianas o románticas à la Chopin de gran belleza y sencilla perfección, lo que podría dar a entender que Hauschka –que visitará el Centro Cultural Conde Duque de Madrid el próximo 23 de mayo– no ha hecho una simple incursión en el ámbito de la música clásica de primer nivel, sino que podría estar planteándose situarse también en este terreno.