Menú Cerrar

Pilar Quinteros y Patricio Blanche.

Fragmentos de la conversación de J.G. Entonado con Pilar Quinteros y Patricio Blanche:

Pues como he dicho muchas veces… al arte, si hace falta, hay que quitarlo de su pedestal y ponerlo en el suelo. Y si hace falta pisarle y escupirle, pues se hace. Es importante que llegue a las personas “normales”, a las personas “de abajo”. ¿Cualquiera puede ser artista y el arte debe estar al nivel de la gente de la calle, de “la plebe”? El arte no debe considerarse subido a un trono. Y los instrumentos convencionales representan, desde mi punto de vista, el arte elitista con el que yo no estoy de acuerdo.

Es posible que yo esté equivocado, no lo sé… yo creo que nadie está equivocado, simplemente cada uno tenemos una manera de entender las cosas y las distintas opiniones conforman una verdad. Es como un espejo que se rompe y todos los cachitos son un trozo de verdad, al final los juntas y eso da como resultado la verdad total, o la realidad de un determinado concepto. Mi opinión es un pequeño cachito de ese espejo.

Por tanto, lo veo así, al arte no hay que idolatrarlo, hay que ponerlo a tu nivel, mirarle a la cara y decirle: “mira, yo soy como tú”. Y lo mismo me pasa con los instrumentos convencionales; no los idolatro ni los mimo. Y a todo esto que he expresado me han recordado tus trompetas… Por ejemplo, puedes tocar con una trompeta abollada, y que no tenga un estado “ideal”; se puede crear música sin necesidad de tener un instrumento excelente. Esas son mis necesidades, por supuesto; claramente otras personas tendrán prioridades distintas a las mías.

El arte, los distintos tipos de arte, en mi opinión, se mezclan con otras ramas del saber: la ciencia, la filosofía. Esa especie de “sinestesia” la hay entre todas las disciplinas. Se puede llegar a los mismos destinos y conclusiones por distintos caminos. Esas trompetas que tú haces, con distintos materiales, con distintas densidades, colores y texturas; pueden representar, o al menos, a mí me sugieren eso, la confluencia que hay entre distintas tendencias, distintas disciplinas… y no solo dentro del arte. También dentro de la filosofía o de cualquier expresión del saber humano. Así que tus trompetas, no tienen por qué representar solo los distintos estilos de música o distintas impresiones que puedan tener músicos de distintos estilos. Esas trompetas me sugieren ideas, que podrían considerarse extrañas, como que pueden representar a ecuaciones matemáticas escritas en una pizarra, por poner un ejemplo. Pueden representar a distintas ramas del saber que te dan una misma impresión. Yo tengo una forma amplia de entender todo esto. Se puede expresar a partir de música, letras o performance; y encontrar la inspiración para ello con cualquier tipo de libros de distintas materias… o con el cine.

Además, las limitaciones te obligan a esforzarte más. Y si no te sale la creatividad, por un lado, te sale por otro; e intentas buscarte distintos formatos de expresión. Todo esto es lo que me dicen tus trompetas.

La impresión que me dan los colores son los distintos estados de ánimo. Son distintas impresiones que tienes de plantearte el arte o la música que vayas a hacer. Un color u otro te da un estado anímico determinado y entonces creas una música que salga de una manera más agresiva o menos agresiva; o más o menos fluida. Una trompeta es para mí como una prolongación de la voz, que desde mi punto de vista es el instrumento principal y más personal que tenemos. No toco la trompeta solo de una forma ortodoxa, la utilizo también como canal para que proyecte mi propia voz. Es como un apéndice más de mi cuerpo. Me puede servir de sombrero o de amplificador. La incorporo a mi cuerpo y a mi propio ser. Lo mismo que una mano se mueve, a una trompeta la puedes considerar igual.

La música representa también otras expresiones humanas, tanto artísticas como de otras disciplinas. Y esas trompetas tuyas me sugieren que están relacionadas con una manera concreta de entender la vida. Al fin y al cabo, esa debe ser la máxima expresión del arte, ¿no?

* Pilar Quinteros y Patricio Blanche son artistas chilenos autores del ensayo cortodocumental «El fliscorno y el zapato de gamuza»