Jordan Dykstra publica su álbum «Out of Our Hands», compuesto a medias con Alvin Lucier.
Jordan Dykstra (1985, Sioux City, Iowa) es uno de los más inquietos compositores de la escena experimental estadounidense, alumno, entre otros, de Michael Pisaro, Wolfgang von Schweinitz, Ulrich Krieger y Alvin Lucier, a quien tuvo como profesor durante su estancia en la Universidad Wesleyana de Middletown, en Connecticut. Su relación devino amistad y en 2018 Dykstra le preguntó si podía encargarle una pieza para el conjunto Ordinary Affects –el grupo en el que toca la viola– para acompañar su 32 Middle Tones, un encargo de la Middletown Commission on the Arts que se estrenaría en abril de 2019. Lucier aceptó la propuesta y compuso Corner Church and High, para trío de cuerdas y dos vibráfonos.
Las dos piezas han sido publicadas recientemente por el sello Important Records en el álbum titulado Out of Our Hands. El título de la pieza de Lucier –Corner Church and High– hace referencia, según explica Dykstra en su cuenta de instagram, a la intersección de calles en la que vivía Lucier cuando compuso y grabó su decisiva composición I Am Sitting in a Room (en realidad, la primera se realizó en el Estudio de Música Electrónica de la Universidad Brandeis, en Waltham, Massachusetts, pero fue la segunda la grabación definitiva de la pieza, y esta tuvo lugar el 10 de marzo de 1970 en el pequeño apartamento alquilado del 454 de High Street, en Middletown, donde acababa de mudarse al aceptar un puesto de profesor en la Universidad Wesleyana). La pieza de Dykstra, 32 Middle Tones, también se inspira en la época en que su autor vivió en Middletown, «con la incertidumbre de dónde iría a continuación», y su título es un juego de palabras con la dirección de su calle en Middletown y microtonalidad armónica utilizada en la composición. Y, casualmente, las piezas de los dos compositores, comienzan con un la sostenido de los instrumentos de cuerda. Los paralelismos entre ambas obras no acaban ahí: las técnicas compositivas de largos drones son similares: más incisivos y monócromos en el caso del maestro Lucier y algo más delicados y ambient en el caso de Dykstra –que cuenta, además, con breves silencios que permiten iniciar cada parte de que consta la composición con ligeras modificaciones tímbricas–.
© Fotografía de Shelli Weiler.