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El sello finlandés Ondine publica «The Sound of Wings», del compositor estonio Tõnu Kõrvits, dedicado a la memoria de Amelia Earhart.

El compositor Tõnu Kõrvits (Tallín, 1969) es una de las figuras emblemáticas de la generación de músicos estonios posterior a Arvo Pärt. Miembro de la Unión Estonia de Compositores desde 1994 y profesor de composición y orquestación en la Academia Estonia de Música y Teatro desde 2001, fue compositor residente de la Orquesta Sinfónica Nacional de Estonia (ERSO, por sus siglas en estonio) durante la temporada 2003/2004. Con un lenguaje musical rico en colores armónicos y tímbricos y en texturas complejas siente predilección, además, por la música coral, ámbito en el que ha compuesto numerosas obras registradas para el sello finlandés Ondine.

The Sound of Wings (Tiibade hääl) es una extensa obra coral de casi cincuenta y cinco minutos, estrenada en directo en mayo de 2022 en el la iglesia del castillo episcopal de Haapsalu, con la que completa una especie de trilogía (aunque no era una propuesta premeditada) con dos de sus discos previos para Ondine, Moorland Elegies (2017) y You Are Light and Morning (2020). Si estos discos anteriores del «ciclo» estaban relacionados con los elementos de la tierra y el agua, en este capítulo final la relación se establece con el aire (podríamos, pues, echar en falta un cuarto capítulo de una supuesta tetralogía de los elementos de la naturaleza, con el fuego) y los temas existenciales que Tõnu Kõrvits ha abordado desde hace décadas en sus obras –la naturaleza, la vida, la muerte, el sufrimiento, el amor–. El propio compositor ha afirmado que The Sound of Wings es «la obra más brillante de la trilogía […], la que emana más luz. Es un canto al vuelo, al sueño, al coraje y al amor incondicional».

Una de las fuentes de inspiración de The Sound of Wings ha sido el intento de Amelia Earhart de convertirse en la primera mujer en la historia de la aviación en circunnavegar el globo terráqueo junto con su navegante Fred Noonan, periplo que se vio truncado cuando se les dio por desaparecidos mientras cruzaban el océano Pacífico. La obra está dividida en nueve partes corales (cuyos textos han sido escritos por la poetisa y ensayista estonia Doris Kareva), la primera de las cuales va precedida por una parte instrumental para violín (titulada Ülemereühenduses…, «desconexión», en estonio, en alusión a la última transmisión radiofónica de Earhart) al que pronto se une una alfombra de cuerdas. El aire, el viento, el vacío, el vuelo y la sensación de libertad están encarnados en la música por la viola solista.

Los ocho primeros movimientos cantados, de entre dos y seis minutos de duración cada uno, evocan la trágica historia de Amelia Earhart, destacando los aspectos humanos: amor, valor, soledad, paciencia… La atmósfera general es de contemplación, a veces extática, de la inmensidad del cielo y la proximidad de las estrellas, todo ello enmarcado con el fascinante lirismo que Kõrvits logra expresar.

La parte final cantada, un movimiento de más de ocho minutos titulado Tiibade haal ja hüüd («las alas y el grito», en estonio), expresa la eternidad: «Sabes que el cielo es mi hogar/ Cielo y más allá / Nadie desaparece jamás / Sólo el horizonte queda por conocer», se lee en los poemas de Kareve. Las cuerdas y el coro participan de un simbolismo progresivo del viento y del aire que culmina en el desbordamiento coral previo al regreso de la calma, evocando el orden universal en el que, si la muerte está al final del horizonte, la luz y el amor permanecen. La obra, en conjunto, es de una belleza cósmica sobrecogedora: un luminoso canto de esperanza, que el coro y las cuerdas, admirablemente dirigidos por el director estonio Risto Joost, abordan con fervor y calidez en una composición reconfortante y tranquilizadora.