Homenaje en Zúrich a György Ligeti.
En 1971, Pierre Boulez declaró que el futuro de la ópera pasaba por la destrucción de todos los teatros de ópera del mundo. Ese mismo año, el compositor argentino Mauricio Kagel inició por su cuenta el proceso de destrucción con su obra Staatstheater, considerada la primera anti-ópera. Cuatro años después, el compositor nacionalizado austriaco György Ligeti (nacido en la región de Transilvania, territorio que en 1923 pertenecía al Reino de Hungría y que actualmente pertenece a Rumanía), que había visto la popular obra de Kagel, declaró que no era posible escribir más anti-óperas, pero sí una anti-anti-ópera, que reivindicara irónicamente la tradición operística occidental, como el intento de acabar con ella de las furibundas vanguardias europeas de los años 70.
Así nació El gran macabro, con libreto del propio Ligeti, una obra que aborda el tema filosóficamente más serio: la muerte, desde una perspectiva musicalmente irónica y cargada de parodias de autores clásicos, acompañada de momentos de expresividad contemporánea.
La última versión que se ha realizado de la principal «anti-anti-ópera» de la historia de la música es la que ha realizado la directora de escena alemana Tatjana Gürbaca –con dirección musical de Fabio Luisi– y se representará del 3 de febrero al 2 de marzo en la Opernhaus de Zúrich. Como aperitivo a estas representaciones, el recinto zuriqués ofrecerá el día 1 de febrero un «Tributo a György Ligeti», en el que se interpretarán varias de las piezas más representativas del poliédrico compositor fallecido en 2006: Seis bagatelas para quinteto de viento (1953), tres Estudios para piano –Fanfarrias (1985), En suspenso (1994), El aprendiz de brujo (1994)–, el Concierto de Hamburgo para trompa y orquesta de cámara con 4 trompas naturales obligato (1998/1999), Continuum (1968) y Rock húngaro (1978) para clavecín solo. El concierto finalizará con una de sus obras más emblemáticas, el Poema sinfónico para 100 metrónomos (1962).
© Fotografía de Martina Pipprich en la que vemos a la directora alemana de escena Tatjana Gürbaca, por cortesía de la Opernhaus de Zúrich.