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«Blue Velvet Revisited», de Tuxedomoon y Cult With No Name.

La mítica banda sonora de Blue Velvet, la película de David Lynch que el año próximo cumple treinta años, va asociada en la memoria a tres canciones que aparecían en ella, pero que eran mucho más antiguas: la canción de Bobby Vinton que daba título a la película; la canción de Roy Orbison In Dreams y Love Letters, de Ketty Lester. El resto de la partitura fue compuesta por Angelo Badalamenti siguiendo las pautas de Lynch: que tuviera reminiscencias de Shostakovich, pero que fuera «más bonito, más oscuro y más atemorizador». Bien. Ninguna de esas tres  canciones figura en esta revisión. Ni siquiera está formado por versiones de  la partitura de Badalamenti: esta música se ha escrito para un documental (de Peter Braatz) que recordará la efeméride. Tiene, indudablemente, el tono oscuro que le gustaría a Lynch, pero lo que tiene también es la personalidad de Tuxedomoon y Cult With No Name (y un renacido John Foxx, que firma una sola pieza, la más ajena al espíritu, pero también la más enérgica): elegancia evocadora.