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Aracil estrena su «Elegía a Alberto Corazón».

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. en Madrid, rinde hoy homenaje al diseñador y artista madrileño Alberto Corazón (1942-2021), con el estreno mundial de Elegía a Alberto Corazón, la composición musical creada por Alfredo Aracil (Madrid, 1954) en memoria de su amigo, con quien ya había colaborado en 2015 en su ópera sin voces Siempre/Todavía. Aquella obra contaba con textos y dibujos de Corazón proyectados sobre una pantalla –Damasco Suite, somos memoria, una serie de reflexiones escritas por el artista en 2002, cuando el retraso en llegar de algunas piezas para una retrospectiva sobre su producción que se presentaba en el Museo Arqueológico Nacional de Damasco lo llevó a conocer exhaustivamente la capital siria y otras ciudades del país– y la partitura para piano que compuso entonces Aracil inspirado en esos textos.

En esta nueva y triste oportunidad, tal y como le comentaba hace unos días Aracil al periodista de El País Borja Hermoso, la Elegía… aspira a convertir en sonidos los destellos de luz de varios de los faros más queridos por el artista, a los que acostumbraba a viajar para trabajar o descansar: Mesa Roldán en Almería, Punta Silla en San Vicente de la Barquera (Cantabria), Cap Gros en Sóller (Mallorca), San Giorgio Maggiore en Venecia y Cabo de San Agustín en Asturias. «Más que una elegía al estilo clásico, que suele consistir en decir al mundo quién era y lo importante que fue el personaje, es casi como una conversación con él, una reunión… o un sueño de reunión. Una cartografía de recuerdos y señales que él podría identificar».

«Lo que he hecho –le seguía explicando a Borja Hermoso– es traducir en sonidos las luces de esos faros. Esas secuencias de luz son algo que se puede identificar, y cada faro del mundo tiene una distinta. Y eso, al final, ha acabado convirtiéndose en una partitura».

© Fotografía de José Latova (2009), descargada de la web de Alfredo Aracil.