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«Pan de limón con semillas…», de Joan Valent.

Esta pasada primavera el pianista y compositor mallorquín Joan Valent finalizó en Luxemburgo la grabación de la banda sonora de Pan de limón con semillas de amapola, la nueva película de Benito Zambrano, estrenada el mes pasado en la SEMINCI de Valladolid, y basada en la novela del mismo título de Cristina Campos. Desde esta semana, la banda sonora se puede escuchar ya en Spotify.

Pan de limón con semillas de amapola escapa de los límites de la música incidental. Aunque son veintitrés las piezas de que consta, no se trata de fragmentos breves, sino de composiciones instrumentales completas, que en varias ocasiones sobrepasan con holgura los cuatros minutos de duración, para una banda sonora de casi hora y veinte minutos duración.

El propio Valent, en una entrevista publicada en el diario balear Última Hora el pasado 11 de mayo, describió la música compuesta para esta banda sonora como «simple y muy mallorquina» y «muy inspirada». Un trabajo «minimalista, con solo el violonchelo y la percusión grabados en Luxemburgo. El resto en Mallorca». Valent comentaba en dicha entrevista la sencillez de las composiciones «porque Zambrano no quería utilizar cuerdas para no hacer del melodrama más melodrama y eso hace más complejo mantener el discurso durante las dos horas de duración». Había que ser, en palabras de Valent, «austeros en la emoción musical para que la imagen crezca y el drama se exprese a través de la imagen y el diálogo».

Forjado en la escuela minimalista, en la que se le encuadró desde su debut discográfico en 2000, con Ars Ensemble, Valent considera que esta es «una de las mejores bandas sonoras que he hecho nunca. Me dediqué a componer la música en directo, a medida que proyectábamos las imágenes de la película. No suele ser así ya que, normalmente, te envían el guión y te pones a escribir la música».

Creado con la colaboración de Joan Carbonell y Tolo Prats, Valent asegura haber «logrado encontrarle el pulso a la película, que es un melodrama y por lo tanto no hay que caer en melosidades».