El compositor estadounidense John Luther Adams publica «Houses of the Wind», un álbum creado a partir de grabaciones de campo realizadas con arpa eólica.
La música de John Luther Adams (Meridian, Misisipi, 1953) suele inspirarse en la naturaleza. El compositor estudió percusión y composición en el Instituto de las Artes de California, conocido como CalArts, en Los Ángeles, pero tuvo siempre una fuerte inclinación ecologista que lo llevó a viajar a Alaska con veintidós años. Esa primera toma de contacto con la salvaje inmensidad del más septentrional de los Estados Unidos le impulsó, en 1978 a asentarse allí, donde vivió hasta 2014, año en el que, precisamente, obtuvo el premio Pulitzer de música y el Grammy a la mejor composición de música clásica contemporánea por su álbum Become Ocean.
El último lanzamiento de John Luther Adams es Houses of the Wind, un álbum publicado recientemente por Cold Blue Music y compuesto a lo largo de los últimos doce meses, del que el compositor explica que está inspirado en una grabación de campo de un arpa eólica en Alaska. El arpa eólica es un instrumento creado en el siglo XVII por el científico e inventor jesuita Athanasius Kircher y consta una caja de resonancia rectangular, larga y angosta, sobre la cual se extienden entre doce y quince cuerdas de guitarra, y se sitúan en puntos por los que discurren fuertes corrientes de aire que al traspasar las cuerdas las hacen vibrar y producir un sonido etéreo que varía con la intensidad del viento.
«Gran parte de mi música de los últimos treinta y tantos años ha surgido de mis experiencias escuchando arpas eólicas –comenta el compositor en su cuenta de bandcamp–. Sin embargo, hasta ahora, nunca había incorporado esos sonidos directamente a la música. Durante las dos últimas décadas del siglo XX realicé grabaciones de campo de sonidos naturales por toda Alaska: fuego, hielo, truenos, glaciares que se hunden en el mar… Recientemente, he transferido esas viejas cintas a un soporte más estable y al escuchar el primer fragmento procedente de una pequeña arpa eólica, grabado en el Ártico en el verano de 1989, quedé cautivado. Las voces del viento cantando a través de las cuerdas del arpa me devolvieron vívidamente la claridad de la luz, el espacio extenso y la sensación de posibilidades que había experimentado. Houses of the Wind está compuesta en su totalidad partiendo de esa grabación de diez minutos y medio, cambiándola de clave, estratificándola en capas, y esculpiéndola hasta crear cinco nuevas piezas de la misma duración. El mundo ha cambiado desde entonces de un modo que no podíamos imaginar. Los vientos que se levantan a nuestro alrededor parecen ahora más oscuros, más turbulentos y amenazantes. Aun así, si esta música se ve turbada por sentimientos de pérdida y añoranza, espero que también ofrezca alguna posibilidad de consuelo, incluso de paz».
Aunque Adams ya había explorado el sonido del arpa eólica en su obra The Wind in High Places (incluida en su álbum de 2015 del mismo título), en la que el cuarteto de cuerda JACK Quartet emulaba el sonido del aparato accionado por el aire, en esta ocasión, como ha explicado él mismo, Adams ha trabajado directamente sobre la grabación realizada por el propio instrumento y cada una de las cinco piezas –tituladas con un número al que se asocia un tipo de viento (Catabatic Wind, Mountain Wind, Tundra Wind, Canyon Wind y Anabatic Wind)– tiene su propia personalidad, creando piezas que oscilan entre la serenidad y la esperanza y los tonos más siniestros y sombríos, que alcanzan, incluso, el estruendo.
Houses of the Wind es una prolongación de la extraordinaria relación entre música y medio ambiente que ha caracterizado siempre la música de John Luther Adams, aunque en esta oportunidad su sonoridad sea mucho más impresionista y ambient que en sus composiciones creadas mediante orquestación tradicional.