La compositora japonesa Ikue Mori recibe una de las 25 becas de 2022 que concede la Fundación MacArthur, dotadas con 800.000 dólares.
La compositora y percusionista japonesa Ikue Mori (Tokio, 1953) es una de las 25 personalidades que han sido agraciadas este año con una de las becas anuales que concede la Fundación MacArthur a quienes «demuestran méritos excepcionales y prometen un continuo y mejorado trabajo creativo». La Fundación no exige ni espera ningún trabajo específicos de los becarios ni evalúa la creatividad de los beneficiarios durante el periodo de la beca. La beca MacArthur es un premio «sin compromiso» que apoya a las personas, no a los proyectos. Cada beca está dotada con una gratificación económica de 800.000 dólares para cada beneficiario, que se entregan en plazos trimestrales durante cinco años. En el caso de Mori, la beca se le ha concedido por haber transformado “el uso de la percusión en la improvisación y ampliar los límites de la música basada en máquinas».
Mori llegó a Nueva York en 1977 y se convirtió en la baterista de la banda no-wave DNA fundada por Arto Lindsay. A lo largo de los años ochenta comenzó su evolución, colaborando con infinidad de músicos, desde Thurston Moore y Kim Gordon, de Sonic Youth, a la arpista Zeena Parkins, pasando por el guitarrista Fred Frith o el saxofonista John Zorn, con quien ha desarrollado su más extensa trayectoria de colaboraciones. En la actualidad, Mori emplea ordenadores portátiles casi exclusivamente para la composición y la interpretación.