2023: el año en el que se celebra el centenario del nacimiento del compositor húngaro György Ligeti.
El 28 de mayo de 2023 se cumplirían cien años del nacimiento de György Ligeti (Dicsőszentmárton, 1923-Viena, 2006). Después del año Xenakis que fue 2022, en esta ocasión se rendirá homenaje al compositor húngaro, uno de los más impactantes creadores musicales del siglo XX.
Ligeti nació en el seno de una familia judía en la ciudad transilvana de Dicsőszentmárton, que hasta 1940 pertenecía al Reino de Hungría y ahora se conoce como Târnăveni. Su padre y su hermano fallecieron en campos de concentración. Su madre sobrevivió y él también, gracias a haber sido reclutado por el ejército húngaro.
Él mismo explicaba las complejidades de su nacionalidad: «¿Mi pasaporte? Austríaco. Soy un judío húngaro nacido en Transilvania. Después de tener la nacionalidad rumana, conseguí la húngara en Budapest. Me fugué tras la Revolución del 56 a Viena. Tengo raíces en los dos mundos. Pertenezco a todas partes. Uno debería ser considerado así: ciudadano del mundo». Sin embargo, sus raíces humanas y artísticas están en Transilvania, donde estuvo rodeado, desde niño, de sonidos extraños e incomprensibles. Oyó las conmovedoras canciones de mujeres lamentándose y se maravilló del mágico sonido del cuerno alpino en las montañas, con esos tonos naturales que se desviaban de la entonación musical canónica. Todo esto se vería más tarde reflejado en su música en momentos cruciales.
Tras la Guerra Mundial se asentó en Budapest, donde trabajó como profesor de la Escuela Superior de Música de la capital húngara, pero al producirse la invasión del país por parte del ejército de la Unión Soviética, huyó a Viena y desde allí pasó a Alemania, para trabajar en el Estudio Electrónico de Colonia de 1957 a 1959 y entrar en contacto con los músicos de la Escuela de Darmstadt: Boulez, Stockhausen…, más jóvenes que él, pero con un bagaje vanguardista previo del que había carecido Ligeti. Sin embargo, a partir de 1960, el propio Ligeti comenzaría a impartir clases en los Cursos Internacionales de Verano de Nueva Música de Darmstadt, aunque no tardó en apartarse de la férrea disciplina estilística del serialismo integral que había nacido allí y creó lo que el llamó «micropolifonía», en la que «no se oyen las voces individuales», y que definía con el ejemplo de los hilos de distintos colores que conforman el tejido de una chaqueta, que se percibe con un color propio, mezcla de todos ellos.
Al tiempo que rompía con los preceptos de pureza de la vanguardia, indagaba en otros modelos, que elegía sobre todo por su potencial renovador. Ligeti logró escribir de forma compleja pero nunca hermética: sus obras suenan virtuosas y comunicativas, se comportan de forma lúdica y humorística y dan también cabida repetidamente a una melancolía concebida poéticamente.
Atmosphères, la pieza orquestal que estrenó en Donaueschingen en 1961, le convirtió en un compositor famoso sin llegar a ser todavía un treintañero. El deslumbrante y brillante cluster pianissimo con el que comienza Atmosphères suena tan sintético, tan ajeno y abarcador, como si realmente procediera de otra galaxia. No es extraño, pues, que el director de cine Stanley Kubrick lo intuyera así y que decidiera utilizar la pieza (sin solicitar su consentimiento al compositor) en su película de culto 2001: Una odisea del espacio, a finales de los años sesenta. En realidad, en la película figuran hasta cuatro piezas distintas de Ligeti: Réquiem, Lux Aeterna, Aventures y la citada Atmosphères, que es, de las cuatro, la única pieza que se escucha íntegra en la película.
Ligeti nunca llegó a los tribunales para reclamar la autoría de las composiciones. El compositor recibió en Viena la carta de un amigo neoyorquino, en la que le comentaba que había visto la película de Kubrick y el uso de la música de Ligeti en la película. Dadas las circunstancias, Ligeti acudió al estreno en Viena de la película.
«Me quedé absolutamente atónito. Me enfadé mucho». Un abogado le dijo que en el mundo del cine, lo habitual consiste en que los extractos breves pueden utilizarse con el mero permiso formal de los editores, pero para pasajes más largos es necesaria la consulta con el compositor. Ligeti acudió de nuevo a ver la película provisto de un cronómetro, y comprobó que en la banda sonora aparecía algo más de media hora de su música, incluidos extractos del Réquiem. Con estos datos, regresó al abogado y este se puso en contacto con la productora cinematográfica Metro-Goldwyn-Mayer, alegando que el uso de la música de Ligeti era ilegal. MGM respondió que tenía todo el derecho a quejarse, pero que la demanda debía realizarse en Inglaterra. Este fue el comienzo de una larga correspondencia que demostraba que Ligeti tenía razón, pero que se produciría un largo y costoso proceso judicial, por lo que Ligeti decidió no acudir a los tribunales y aceptó una irrisoria indemnización de 3.000 dólares. Posteriormente, Kubrick le compensó, incluyendo otras piezas suyas en El resplandor (su pieza Lontano) y en Eyes Wide Shut (Musica ricercata No. 2: Mesto, rigido e cerimoniale).
Sin llegar a convertirse en una estrella mundial, lo cierto es que el fenómeno 2001… sí produjo un incremento notable en su reconocimiento popular, cimentado aún más con el estreno de su ópera Le Grande Macabre (1978, revisada en 1997). Ligeti ha recibido numerosos premios, entre los que destacan el Gran Premio Estatal Austriaco de Música (1990), el Praemium Imperiale de Música de la Asociación Artística Japonesa (1991), el Premio de Música Ernst-von-Siemens (1993), el Premio Theodor W. Adorno de la ciudad de Fráncfort (2003) y el Premio de Música Polar de Suecia (2004), por sus extraordinarios logros musicales.
En el Auditorio Nacional
En conmemoración del centenario de su nacimiento, el Auditorio Nacional de Música lleva programando obras de Ligeti desde el pasado mes de septiembre, siempre en programas compartidos. El único concierto formado íntegramente por piezas de Ligeti tendrá lugar el 17 de abril: el concierto número 16 del ciclo Satélites, que estará formado por Andante y Allegretto para cuarteto de cuerda, Seis bagatelas para quinteto de viento, Concierto de cámara para 13 instrumentos y el Concierto de Hamburgo para trompa y orquesta de cámara, interpretados por el Harmonie Ensemble, dirigido por Pascual Cabanes, con Salvador Navarro como solista de trompa.
De similar extensión en obras, pero más concentrada en el tiempo es la programación que la Filarmónica de Berlín ofrecerá sobre Ligeti, con la celebración de su célebre Bienal, titulada este año Auf der Suche nach einer neuen Moderne [en busca de un nuevo modernismo], centrada en la música de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo y, más en concreto, en György Ligeti, con una amplia programación entre los días 9 y 25 de febrero.