El «Réquiem de guerra» de Britten, en la ENO.
Pacifista hasta el deshonor –Benjamin Britten, que vivió de niño los horrores de la Primera Guerra Mundial, solicitó ser declarado objetor de conciencia para no intervenir en la Segunda e, incluso, abandonó el Reino Unido para instalarse en los Estados Unidos poco antes del inicio del nuevo conflicto bélico–, el compositor británico compuso una de las más sobrecogedoras obras antibelicistas de todos los tiempos, el Réquiem de guerra, opus 66.
Britten logró sobreponerse a la controversia que había generado su decisión de huir de la guerra regresando a Gran Bretaña en 1942 y años después recibió el encargo de crear la pieza musical destinada a sonar el 30 de mayo de 1962, durante la reconsagración de la catedral de Coventry, reconstruida después de haber quedado hecha pedazos durante la guerra.
Aunque no es una ópera, la obra sí ha sido representada en diversas ocasiones en ese tipo de recintos –en 2015 en el teatro Real de Madrid, sin ir más lejos– y ahora llega al London Coliseum, sede de la Ópera Nacional Inglesa (ENO, por sus siglas en inglés), del 16 de noviembre al 7 de diciembre, coincidiendo con las celebraciones del centenario del fin de la Primera Guerra Mundial.
El montaje creado para esta ocasión contará con un coro de ochenta voces adultas, cuarenta voces infantiles, tres solistas –Roderick Williams, David Butt Philip y Emma Bell–, la orquesta de la ENO al completo y una orquesta de cámara, además de la colaboración en el diseño escénico del artista alemán Wolfgang Tillmans, ganador en 2000 del premio Turner. La parte visual a cargo de Tillmans se ofrecerá en tres grandes pantallas situadas sobre el escenario y mostrará fotografías de musgo y ruinas del memorial de la catedral de Coventry tomadas in situ, el año pasado, por el artista.
© Fotografía de Wolfgang Tillmans de la catedral de Coventry (2018), por cortesía de la ENO.