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¡Feliz cumpleaños, Mr. Glass!

En enero de 1986 Philip Glass visitó España para realizar promoción de su trabajo, invitado por la compañía discográfica CBS, en cuyo sello Masterworks se habían comenzado a publicar sus dos primeras óperas, Einstein on the Beach y Satyagraha. La entrevista que le realicé, la primera de las tres ocasiones que he tenido la fortuna de encontrarme con él cara a cara, se publicó en el desaparecido diario Ya el 20 de enero de ese año. Hoy, 31 de enero de 2022, Glass cumple 85 años y a pesar de que ese número pueda hacer pensar en la merecida jubilación, el compositor sigue siendo uno de los más productivos de nuestro tiempo. Y, en cualquier caso, es uno de los más influyentes.

La generación de compositores a la que pertenece apostó por las armonías clásicas en combinación con fragmentos de motivos repetitivos, y lo hizo con éxito, aunque se enfrentó a duras críticas desde el principio. Esa generación de jóvenes compositores, encabezada por La Monte Young y Terry Riley, y enseguida secundada por Steve Reich y el propio Glass, fueron los precursores de la agitación social de 1968, transformando en sonido el empuje de la metrópoli de Nueva York y las convulsiones sociales. Por su parte, los decanos de la vanguardia estadounidense de la época, como Aaron Copland, producían, en cambio, obras que nacían antiguas, rígidas y frágiles, que no reflejaban musicalmente estos nuevos avances.

Glass creó una corriente musical distintiva, de ritmos que fluyen continuamente y que evocan efectos de trance en el oyente. Esas capas sonoras finamente equilibradas con estructuras rítmicas repetitivas siguen siendo reconocibles en el estilo de Glass en la actualidad. Sutiles metamorfosis se desprenden constantemente del mar de sonidos amplios; la sencillez se combina con la opulencia, que ciertamente aumenta con la edad del compositor, como se puede ver en las monumentales sinfonías que ha ido componiendo –como se puede leer si se amplía la imagen que acompaña este texto, Glass afirma que desde 1974 no ha creado ninguna obra minimalista– y que este año llegarán a su número 15, con la que estrenará el 3 de marzo en el Kennedy Center de Washington.

Glass aprendió a tocar varios instrumentos a una edad temprana, tocó en orquestas y en bandas de música y se embarcó en una educación musical convencional que le llevó a Chicago y a la Julliard School de Nueva York. Por entonces ya rechazaba la técnica dodecafónica o el serialismo, pese a no haber encontrado aún su propio estilo. Esto ocurrió durante su estancia en París para estudiar con Nadia Boulanger. Mucho antes de los Beatles, el estadounidense entró allí en contacto con el maestro indio del sitar Ravi Shankar y viajó por la India, el norte de África y el Himalaya. De vuelta a Nueva York, en 1967, nació el estilo repetitivo de Glass.

El éxito comenzó a llegarle en 1974 con el estreno de su composición de tres horas Música en doce partes, estrenada en el Town Hall de Nueva York. Su ópera Einstein on the Beach, creada con Robert Wilson en 1975, revolucionó entonces el género, al prescindir de la narración dramática. El Einstein de Glass se pierde en la playa, mientras que los asistentes a la ópera pierden el sentido del tiempo. Con óperas monumentales como Satyagraha (1980), Akhnaten (1984) o Kepler, compuesta para la Capitalidad Cultural de 2009 en la ciudad austríaca de Linz, Glass se estableció como uno de los compositores escénicos más productivos de su tiempo.

El nuevo Teatro Musical de Linz se inauguró en 2013 también con el estreno mundial de su ópera Spuren der Verirrten (The Lost), adaptación de la obra de 2006 del premio Nobel de Literatura de 2019 Peter Handke. Los lazos de Glass con la capital de la Alta Austria son estrechos. Glass llegó allí gracias, entre otras cosas, a su amistad con el anterior director musical de la Ópera de Linz, Dennis Russell Davies. Muchas de las sinfonías y algunas de sus óperas se estrenaron mundial o europeamente en Linz. Y este octogésimo quinto cumpleaños se celebrará nuevamente allí, con Russell Davies y su esposa, Maki Namekawa, tocando esta tarde, a las 19:00, como dúo de pianos en el Ars Electronica Center de Linz, flanqueados por las creaciones visualizaciones en tiempo real de Cori O’Lan. El concierto, que consistirá en los 6 Etudes for Piano, la Sonata para piano y los Cuatro movimientos para dos pianos, será también transmitido por internet.

Quizá Glass siga el evento por internet, pero desde luego no celebrará su cumpleaños en Linz esta noche, ya que su amiga Laurie Anderson organiza una fiesta en Nueva York, con actuaciones, música en directo, magdalenas y patinaje sobre hielo en The Rink, la icónica pista de patinaje junto al Rockefeller Center, que también celebra 85 años…