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«Sfera», de Giacinto Scelsi, Stefan Goldmann y Jeremias Schwarzer.

Entre los pioneros olvidados de la música electrónica de mediados del siglo XX, Giancinto Scelsi (1905-1988) sigue siendo uno de los creadores menos conocidos. Este italiano de origen aristocrático comenzó en los años 30 a componer música en el estilo de dodecafonía de moda en la época. Sin embargo, durante la guerra enfermó mentalmente y pasó muchos años en una clínica suiza. Se recuperó milagrosamente: como él mismo explicó más tarde, tocando una y otra vez la misma nota al piano, un la bemol, que variaba exclusivamente por el tratamiento de sus armónicos y sus inflexiones microtonales, tímbricas, dinámicas, de volumen, de densidad, de tempo o de octava. Los músicos franceses del grupo L’Itinéraire, fundado por Tristan Murail y Gérard Grisey, y creadores del movimiento espectralista lo consideran un precursor de sus teorías.

Sin embargo, el propio Scelsi no se consideraba a sí mismo como compositor, sino como un médium a través del cual las fuerzas trascendentes del cosmos enviaban sonidos a la Tierra. Sin conocimientos de notación musical, grababa sus composiciones en cinta y eran sus amigos músicos quienes las trascribían a partituras. Uno de los instrumentos favoritos de Scelsi era la ondiola, una especie de precursor eléctrico del sintetizador, inventado por el músico francés Georges Jenny en 1939. Hasta nuestros días han llegado más de 700 cintas con grabaciones de las improvisaciones o ideas compositivas del italiano en forma de sonidos largos. Scelsi murió repentinamente de un ataque de apoplejía en 1988, algo que se dice que predijo con exactitud de antemano.

Sfera es un proyecto del sello discográfico alemán Macro, que ofrece una propuesta de actualización del sonido minimalista de Scelsi por parte de dos músicos y compositores alemanes muy diferentes: Jeremias Schwarzer es flautista y Stefan Goldmann, músico electrónico. El primero, interpreta cinco piezas de Scelsi con flauta de pico, sin acompañamiento (una de ellas, Tre Pezzi, está formada por tres movimientos, con otros tantos tipos de flauta de pico, de tenor a soprano), y nos las expone, se supone, tal cual son esas partituras realizadas por amigos o colaboradores de Scelsi. Por su parte, las cuatro piezas electrónicas compuestas por Goldmann –entre las que figura la que da título al álbum– están inspiradas en Scelsi: son ejercicios de paisajes sonoros repletos de gestos amplios que explotan la textura mediante tensión y expectación, que van de la mano a medida que avanzan.

Hay un único tema, Baïr, compuesto a medias por Schwarzer y Goldmann. Se trata de una versión de un tema tradicional turco, Bayati Taksim, adaptada para flauta dulce renacentista por Jeremias Schwarzer. Es un tema que destaca en el conjunto, por el contraste entre el sonido orientalizante acústico y los remolinos y burbujas de sonido generadas electrónicamente por Goldmann.