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Escarnio del Teatro Real a una generación irrepetible de compositores españoles.

Entre el 17 de marzo y el 10 de octubre de 2021 fallecieron tres de los principales compositores españoles del siglo XX, Antón García Abril (Teruel, 19 de mayo de 1933-Madrid, 17 de marzo de 2021), Cristóbal Halffter (Madrid, 24 de marzo de 1930-Villafranca del Bierzo, 23 de mayo de 2021) y Luis de Pablo (Bilbao, 28 de enero de 1930-Madrid, 10 de octubre de 2021). Tras la muerte del último de ellos y, coincidiendo con el estreno programado de su ópera El abrecartas, el Teatro Real no tardó en anunciar que hoy, tres de marzo de 2022 iba a organizarse un merecido homenaje a los tres compositores… Pues bien, el 3 de marzo ha llegado, y el «merecido» homenaje se celebra… ¡a las 12:00 de la mañana…! Ya era sospechoso que el homenaje se hiciera un jueves, pero lo que ya resulta del todo indignante es que no se haga en un horario estelar y sin incidir informativamente en lo relevante de las personalidades de los homenajeados, para que los medios de comunicación puedan hacerse eco de la orfandad cultural en la que quedamos los españoles sin el magisterio de estos tres auténticos monstruos.

En el programa de mano que se puede descargar en la web del Teatro Real, Gregorio Marañón, Presidente de la institución, recuerda que fue el propio Luis de Pablo quien le presentó, hizo su laudatio y le acompañó al estrado el día de su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. También se atreve a escribir que «los tres han conformado también la historia reciente del Teatro Real». Pues, sinceramente, no creo que la forma adecuada de rendirles tributo sea un concierto de tapadillo, habida cuenta de que después de Manuel de Falla no ha habido compositor español más popular (fuera del ámbito del pop) que García Abril y sus bandas sonoras para programas de televisión, y de más relevancia internacional que Halffter y De Pablo: el primero llegó a componer en 1968 una cantata, Yes, speak out, por encargo de la ONU y estrenada en la sede de la organización, en Nueva York, para conmemorar el vigésimo aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos; y el segundo recibió en 2020 el León de Oro de la Bienal de Venecia, uno de los más grandes galardones que se conceden internacionalmente en el ámbito de la música considerada «seria».

España tiene un problema cultural enorme y es, fundamentalmente, el desprecio al que la someten sus máximas autoridades, las que deberían no sólo defenderla, sino promocionarla. Pero el segundo problema es la incapacidad de los mandos intermedios por hacerse respetar y contrarrestar la estulticia de ministros y secretarios de estado.

Luis de Pablo, en una entrevista póstuma publicada por Scherzo el 15 de octubre de 2021, decía: «Pude ser canadiense, se me ofreció la oportunidad. Pero como aquello pasó cuando Franco murió pues pensé que entonces podía hacer algo en mi país. ¡Qué iluso!». Realmente, no sé quién puede sentir orgullo de ser español cuando lo que los españoles ofrecen a sus hijos más destacados es humillación y desprecio. En una palabra: escarnio.

© Fotografía descargada del periódico El Español.