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La pianista y compositora gerundense actúa esta noche en la sala Clamores de Madrid con un concierto de piano solo.

Han pasado ya dos años del lanzamiento de Periferia y queda poco para que salga el nuevo disco de canciones de la pianista y compositora catalana Clara Peya (Palafrugell, 1986). Pero antes de que eso suceda, la gerundense actúa esta tarde-noche, a las 20:00, en la sala Clamores de Madrid (Alburquerque, 14) en un concierto en solitario, de piano y sintetizadores, en donde Peya se expresa en total plenitud, con un lenguaje que la emparenta con la gran corriente musical post-minimalista europea de los Nils Frahm, Ólafur Arnalds o Max Richter.

“Mi nuevo disco ya estaba grabado –explica por teléfono–, pero por cuestiones de la compañía discográfica ha tardado más tiempo en salir del que yo pensaba y lo hará el 29 de marzo; pero como yo necesito actuar, porque es de lo que vivo, he comenzado una gira de piano solo [hoy Madrid, el 15 de abril en Seriñá (Gerona), el 22 en Ordino (Andorra), el 28 en Vic (Barcelona), el 29 en L’Avellà (Barcelona), en el Festival Ressons Penedés y el 6 de mayo en Villanueva y Geltrú (Barcelona)]. Estos conciertos han coincidido con un momento mío vital guay, en el que estar sola con mi piano me viene muy bien: no me puedo esconder y esto es mi mayor fuerza y mi mayor debilidad. Es la esencia de lo que soy».

¿En qué ha consistido ese cambio que se ha producido?

El cambio consiste en el que las cosas a las que he dado hasta ahora prioridad en mi vida ya no me funcionan. Se me están rompiendo los códigos, los ideales, las creencias y este momento es de cambio profundo, también de crisis, pero es muy interesante y tengo la suerte de poder transitarlo en un momento sin mucho ruido alrededor, con estabilidad. Y me puedo permitir el privilegio de vivirlo.

¿Puedes concretar un poco más?

Por ejemplo, me estoy enterneciendo mucho: yo llevaba mi coraza y mi forma de actuar era siempre muy reactiva; un comportamiento de fuego, muy reinvindicativo y, de golpe, estoy generando mucha más empatía y pensando mucho más en cómo hago las cosas; entiendo mucho más a la gente y tengo muchas menos ganas de discutir.  Por otra parte, yo no solía quedar muy satisfecha de mis conciertos, porque siempre me exigía más, pero en esto también estoy cambiando.

¿Y a qué se ha debido?

¡A que me hago mayor! Esto es así. He ido viendo que todo lo anterior me ha funcionado hasta cierto punto y ahora ya no me aporta. Ha sido muy funcional y ha sido un proceso muy interesante, porque ha sido muy fértil, pero ahora me resulta demasiado ruidoso. Esto no significa que ya no sea esa persona que lucha por lo que cree, pero ahora lo puedo hacer igual desde otro lugar.

Tus discos a piano solo son dos: A-A-Analogia de l’A-mort (2019) Estat de larva (2020). ¿Son los que vas a interpretar en Clamores?

Algunos temas sí, dos o tres de cada uno, pero los voy a llevar a otro terreno. Voy con piano y con sintetizadores modulares analógicos y el universo sonoro cambia, porque los sintetizadores procesan in situ lo que pasa y el resultado sorprende.

Siempre que se habla de improvisación se piensa en el jazz y en un músico que pasa por todos los acordes con total libertad, pero el término improvisación es muchísimo más amplio. Improcisar puede ver con muchas más cosas. Algo que me gusta mucho de jugar con los sintetizadores modulares es que el concierto está muy vivo y lo que pasa, lo que procesan sobre la marcha, me afecta a mí y a mi forma de tocar, y ahí se genera libertad.

Entonces, ¿la mitad del concierto va a ser improvisación?

No exactamente, porque yo parto de algo que ya existe para ir a otro lugar. Y una de las cosas que más me gusta es explorar el espacio que hay entre las piezas, entre los propios temas. Como uno te lleva a otro y sólo por ese motivo ya es la misma pieza.

En el concierto va a participar Ede, una chica madrileña muy joven, que hace cosas muy interesantes, en un tema que va a cantar. Ella ha colaborado en mi próximo álbum y como me dijo que iba a venir de público al concierto, le pedí que cantara su tema y lo vamos a hacer.

© Fotografía de Clara Peya cedida por la propia pianista y compositora.